Pongo como post los dos largos comentarios de DiegoC.
Yo no soy muy bueno relatando, por eso no suelo comentar, pero por esta vez, daré algunas notas de lo que hice en Torroles. Fui a dos locales, Querell y The Factory. El primero es un local cojonudo, amplio, limpio y muy morboso. El único inconveniente es que está un poco lejos del centro, Fui un miércoles, fiesta nudista, y para ser mediados de septiembre, no estaba mal, unos 20 tíos en la cuarentena/cincuentena. Cuando llegué había poca gente aún, se fue animando a partir de las 12. A pesar de que soy pasivo de toda pasividad, ese día me había tomado media viagra, así que tenía el rabo como un canto rodao. Me fui para uno de los cuartos, en el que hay una cama redonda y me tumbé mientras me tocaba el rabo. Enseguida se empezó a arremolinar gente alrededor, liándose entre ellos, cosa que me dio bastante morbo, pues aunque nadie se enrolló directamente conmigo, me molaba oír los gemidos de los otros tíos. Al cabo de un rato, uno empezó a comerme el rabo a saco, y luego eran dos los que se turnaban para ensalivarme bien. A todo esto, yo estaba tumbado en la cama, un poco en plan reinona, todo hay que decirlo, pero me ponía la idea de dejar que los demás usaran mi cuerpo como les apeteciese. Cuando la mamada se puso un poco demasiado intensa, les hice parar, porque no quería correrme tan pronto, y me tomé un descanso después de dar un par de putivueltas por el local, magreándome de paso con algunos clientes. Al rato, decidí que era el momento de poner el culo, así que volví a la cama redonda a dejar que me metiesen mano hasta ponerme cerdo. Al cabo de unos minutos, y ya con el culo haciendo palmas, me puse a cuatro patas, a ver a quién le apetecía empotrarme. Y no tuve que esperar mucho, la verdad, porque enseguida empezaron dos o tres a tantearme, alguno incluso se bajó a comerme el ojete y llenármelo de saliva. Al final, uno me cogió de las caderas y me metió una buena follada hasta que me corrí a saco. Me recuperé un rato en la barra e intenté una segunda follada, pero la peña que quedaba ya no me ponía demasiado, así que me despedí del camarero y me fui a dormir (por cierto, que el camarero me dijo que cómo me marchaba tan pronto, justo cuando él iba a darse una vuelta por el local...no sé si era una forma de intentar ligar conmigo o es que se lo dice a todos los clientes, pero me hizo gracia y me hizo sentir muy bien).
El otro local al que acudí fue The Factory, antes llamado XXL. Por lo que pude hablar con Javier, el responsable, parece que llevan poco tiempo abiertos con el nuevo nombre, pero por lo que vi, están cogiendo muy buena trayectoria. Estuve dos noches, martes y jueves. La primera fui con ropa de neopreno, porque era código libre, y la verdad es que no había mucha gente, pero me lie con un chaval bastante simpático que me dio la vuelta enseguida y me la metió sin más. La pena fue que se corrió enseguida y casi no me dio tiempo ni a enterarme de la follada, pero me dijo que le había puesto muy caliente con mis morreos y que por eso duró tan poco. Luego estuvimos charlando con otro tío que también llevaba un suspensorio como de neopreno y que nos contó que estaba en Torroles para hablar con los locales del fin de semana fetish del que informa DDV.Era un tío encantador, con un cuerpo muy bonito y un culo de los que dan ganas de cagarse en tó por ser pasivo. Pero lo mejor vino al final de la noche, cuando entre el tío que me había follado y yo nos liamos con un tercero,de Madrid, al que tumbamos en la enorme cama que hay en el local (más grande aún que la de The Ring) y empezamos a comerle la polla y a currarle los pezones entre los dos. El tío se lo pasó de muerte, pero no conseguimos hacerle correrse.
La segunda noche había fiesta nudista y, como suele ser habitual en mí, llegué el primero al local (lo siento, soy un zote para estas cosas). Estuve charlando con el encargado, Javier, absolutamente encantador, y al cabo de un rato entró una parejita que enseguida captaron mi atención, porque, sin ser espectaculares, tenían algo que me molaba. Estuve un rato más en la barra y pasados unos minutos vi que se metieron para el fondo del local. Como estábamos casi solos los tres (aún no se había animado aquello), me dio un poco de corte entrar detrás de ellos tan descaradamente, así que me quedé un poco más en la barra. Pero como vi que no salían, le pregunté al encargado si no estarían follando entre ellos, a lo que me contestó, con una media sonrisa, que entrase a mirar (me da que son clientes habituales del local y ya los conocía). Y al entrar, casi me doy de bruces con ellos, que estaban tomándose su cocacola tan panchos en la antesala que hay antes de llegar a la zona donde están la cama, el sling y las literas. El caso es que empezamos con las miraditas típicas y al ratito me cogieron de la muñeca y me dijeron "vente al sling". Les seguí como un corderito (creo que me calaron enseguida) y me tumbaron allí. Y primero uno y luego el otro empezaron a follarme bien el culo, con un gustazo de la hostia. Mientras uno me enculaba, el otro se ponía al lado y me daba rabo en la boca, mientras empezaba a parecer gente por la sala que nos hicieron un poco de corrillo y se dedicaban a sobarme y a sobarles a ellos. Así estuvimos un buen rato, hasta que sentí que me iba a correr y les pedí que me dejasen descansar un rato. Estuve tomándome un refresco en la barra durante una media hora y el local se había llenado en el rato que estuve guarreando. Como es habitual en estos locales, el público estaba en su mayoría en la cuarentena, con algún tío un poco más mayor y alguno más joven, pero se notaba muy buen rollo. Cuando terminé mi bebida, volví a entrar en la zona trasera del local, buscando a mis chavales, pero esta vez sólo me crucé con uno. Me miró, se sonrió, y me dijo si quería seguir, a lo que yo le dije que encantado. Volvimos al sling y el tío me la metió a saco, se notaba que le gustaba mi culo y me estuvo dando un buen rato, primero despacio y, a medida que dilataba, más fuerte. Al final, consiguió que me corriese del gusto que me estaba dando, mientras que él aguantó como un campeón sin soltar la lechada. Cuando terminé de limpiarme, y como me marchaba al día siguiente, me vestí y los busqué para despedirme de ellos, dejándoles una tarjeta con mi teléfono, ya que venían a Madrid para la Into the tank, según me dijeron, y también un poco de popper que me había quedado y que no iba a gastar.
Publicado por DiegoC para Días de Vicio a las 18 de octubre de 2014, 13:35
Publicado por DiegoC para Días de Vicio a las 18 de octubre de 2014, 13:34